Celia Herradón González (Cenicientos, 1962)
Datos
Nació el 26 de febrero del 1962 en Cenicientos y tal como reconoce “en la Ronda del Sur, soy de pura cepa”. Fue al colegio “como todo el mundo” donde le enseñaron “el respeto a nuestros mayores”. Quiso ser modista y lo consiguió, pero tenía que vendimiar para aprender el oficio. No ha parado de aprender, estudió taquigrafía y mecanografía y título de la ESO con casi 40. Con esa edad, aprobó también el carné de conducir de coches. Y con 50 aprendió a tocar la bandurria, tal como explica “me compraron una bandurria y a los 50 años aprendí a tocarla con Daniel Puentes Fermosel”.
Foto: Celia Herradón
Celia es aficionada a la música popular y desde los 10 años participa en el grupo folklórico “Raíces de Cenicientos”. Ha reunido todos los motes y apodos del pueblo en un libro sin publicar. Pero además a recopilado los parajes de pueblo, nombres de calles, censos de población…
Ella es amante del orden, “bien está lo que bien parece”; y, de la familia, recuerda siempre las palabras de su madre: “Vale más una gota de sangre que una arroba de amistad”, ella que es madre de dos hijos, intenta inculcarles el valor del esfuerzo y la superación personal. Además, Celia ha conseguido un equilibrio de la economía familiar haciendo que sus hijos que viven en su casa aporten parte de sus ingresos cuando están trabajando “para a los gastos de todos”.
Foto: Detalle del libro de Celia, motes del pueblo, parajes, calles...todo.
Biografía
Celia cuenta de sus recuerdos de infancia: “Siempre que salías del colegio las señoras que estaban por allí te mandaban a hacer recados y nunca podías decir que no”. Los mayores siempre merecían un respeto.
También explica que era “la más rebelde de mis tres hermanas, la más decidida a la hora de hacer cosas, y mi padre siempre me decía “eres mi machillo” porque decía que quería tener un hijo y yo era muy decidida para todo no me importaba nada si era coger aceitunas, regar lo que fuera yo era la primera que estaba.” Siempre dispuesta y decidida.
Apego al pueblo
Foto: Detalle, libro de Celia con miniaturas de vestidos típicos.
A través, de un proyecto familiar, en el que participan su hermana y su hija, “Manualidades Herradón” reúne parte de su afición, la artesanía popular, y muestra su capacidad de crear desde joyeros o bomboneras, trabajos de bordar, incluso recreación con tejas. Muchas de sus obras han sido expuestas en el Centro Cultural de Cenicientos y en otras ferias.
Un recuerdo de superación y un reto
Celia explica que “yo quería ser modista y me fui con Angelita, la abuela de El Canichi, mi madre no podía pagar las clases de modista y yo hablé con Angelita. Me iba a vendimiar con ella y así aprendí a ser modista, con 18 años fui a trabajar a Madrid, venía una vez al mes cuando venía encantada para dar a mi madre 10.000 pesetas, donde he trabajado siempre y me han querido mucho”. Como modista: “He realizado trabajos para Justo Aldraba y Jesulín cuando éramos cuatro en Cenicientos”.
Ahora dice que bordando o cosiendo pierde la noción del tiempo y las horas pasan volando pero estar feliz de realizar una de las cosas que más le gustan.
Celia, mujer trabajadora, luchadora y constante no ha dejado de buscar trabajo donde fuera, ella siempre estaba dispuesta. Comenzó a trabajar con 16 años.
Eran otros tiempos
Celia cuenta que “volví a Cenicientos a casarme” en una situación familiar complicada, “fue un poco raro, porque mi madre salió del hospital, mi hermana estaba embarazada. “Tuve que poner la casa yo sola. Nos daban las once de la noche y empezamos a hacer la casa mi marido y yo. Cuando estábamos haciendo la casa siempre venia o mi padre o mi suegro para ver que hacíamos y nos decían que no querían que hablasen mal de nosotros que luego la gente contaba los meses de embarazo para ver si llegabas pura al matrimonio”. Los tiempos han cambiado.
Celia ha conseguido disfrutar de su trabajo. “He trabajado en todo lo que me gusta” y saca tiempo para sus aficiones. “las manualidades, los quehaceres y, coser me encanta. También llevo en el grupo folk Raíces de Cenicientos desde los diez años, me llevaban de comodín dispuesta a todo”.
El valor de la familia
Trabajadora incansable intenta inculcar a sus hijos el valor del esfuerzo, dice: “ahora también limpio unos pisos en Sotillo. Mis hijos trabajan y yo quise que se compraran una casa. Pero también premia su esfuerzo “ yo les compre a mis hijos un coche uno cuando se sacaron el carnet, al igual que mi madre a su hija le dio su dote yo lo hice con mis hijos”.
Celia afirma: “siempre fui muy defensora y protectora de mis hermanas y eso se lo intento inculcar a todos y por eso yo digo que a mi gente que no me la toquen”.
Un libro
Un libro que me guste es “Crónica de una muerte anunciada” de Gabriel Garcia Marquez.
Un libro que me gusta es “La selva negra”, porque se lo leí a mi hijo de pequeño y
le gustó mucho y luego lo leyó él. “Si [en la biblioteca] estuviera ese libro lo volvería a leer por los recuerdos que me trae”.
Un rincón de Cenicientos
“Un lugar donde me guste estar en Cenicientos es mi huerta. Tengo 120 rosales, árboles, casillas, un pino de 110 años. Allí soy feliz. A mí me da fuerza mi huerta, mis raíces, lo mío me encanta, tiene mucho valor sentimental para mí”.
Foto: Celia Herradón / Su huerto
Cristian Benito Guillén
Lucia Puentes Fermosel